En un idílico futuro cercano

En el reencuentro nuestro en un idílico futuro cercano,
todo se siente como si nunca hubiésemos estado lejos,
te vuelvo a ver, te abrazo con el corazón envuelto en lágrimas,
no porque siga triste y doliéndome lo que te extrañé,
sino porque soy ahora la mujer más feliz entre tus brazos,
dentro de tu vida, resguardada en tus manos mi pequeñez.

Tuve en todo este tiempo siempre las ganas de escribirme
en una carta y enviarme hasta tus manos en avión de papel,
a diario tuve palabras que no supe escribirte ni decirte
pero desde que conocí tus manos, supe que ellas podían sentirme
a cualquier distancia y a cualquier hora del día,
bajo las sábanas, bajo la lluvia, sobre el papel, en tu misma piel,
entonces ibas a saberlo mejor que yo misma,
todas las cosas que siempre te quise decir y hacer sentir,
todo el amor que conquistaste en mí.

Como si nunca hubiésemos estado lejos,
como si nos hubiésemos quedado dormidos abrazados
aquella noche de domingo ese diciembre,
y después de todo un siglo de fantasías, sueños y pesadillas,
por fin despertamos,
y por fortuna seguimos en nuestro pequeño universo,
aún abrazados, aún enamorados, aún nuestros.

Todas las cosas que siempre quise decirte,
están ahora al filo de mis dedos y de mis pestañas,
al borde de esta cama a punto de precipitarse a la alfombra contigo,
están mis ganas de escribirme en tu piel,
de firmar en tu pecho mi pacto
de darte la vida y el amor que te mereces,
de abrirme el pecho y que veas dentro mío
las mariposas que tejiste ese noviembre 21,
y que al fin comprendas que no me van tanto las palabras
como yo lo creía,
que contigo las palabras no me son suficientes
sintiéndote como te siento, amándote como te amo.

No tengo otra manera de mostrarte lo que soy y siento
que entregándote mi alma escapándose por mis ojos,
que apretando mis labios a los tuyos para callar los demonios,
y apagar el infierno que se instaló en nuestro paraíso,
que si tengo palabras aún por decirte,
las encuentres en mis labios al besarme como la primera tarde,
que así es como nuestros almas hablan mejor,
que así es como yo te escribo y te vivo,
como yo te regalo mi esencia en frasquitos de risas y lágrimas,
de ilusiones verdaderas y de mágicas caricias de sol y primavera,
y con las perlitas verdes del cofre de tesoros que tú me obsequiaste,
este amor se vuelve hechizo de luna y mi corazón un big bang de emociones,
todas tuyas, todas nuestras…

Como si nunca hubiésemos estado lejos…
abrázame y no me sueltes,
no por miedo, no por dudas,
sino porque en este abrazo está la cura
a nuestras alas rotas
y la llave del destino que nos abre la puerta
a un nuevo viaje juntos,
a un nuevo mundo creado por los dos,
a una vida de sorpresas que ya nos espera.

Ana Isabel
San Miguel, El Salvador
27/04/2016