No bajes más la mirada

Te vi bajar la mirada,
soportar los golpes,
enmudecer ante la impotencia
retener tu rabia dentro de ti,
cerrar los ojos y esperar que acabara…
Pero no acababa…

El dolor se prolongaba lo insufrible
se comprimían en ti tus fuerzas
te reducían a nada, te hacías nadie.
Y el mal chiste de la vida
era que tu juez y tu verdugo
era la misma persona que te trajo al mundo… Seguir leyendo «No bajes más la mirada»

Podría ser

Llovizna con sol, esta tarde ha ocurrido en mi ciudad, poquísimas veces lo he visto, pero esta vez tiene un valor totalmente especial, lo he visto desde mi puerta abierta hacia el espacio donde me suelo impacientar, y todo eso me dejó de importar, y sólo te vi a ti en cada finísima gota, tu risa, tu voz, tu alegría desbordada, te vi a ti caminando por las calles empedradas por donde un día también caminaré yo, sueño que sea de tu mano. Y entre los rayos de sol atravesando la lluvia, descubrí los colores que se nos perdieron una tarde, y recobré con más intensidad mi sonrisa y me emocioné como una niña, no tienes idea, una niña perdidamente enamorada de ti…

Siento que hoy el universo me está mostrando algo que sólo mi corazón puede entender.

Vino después una brisa muy confortante, me envolvió de ella y de ti, de tu aroma, el zumbido en mis oídos fue para callar al mundo estorboso de afuera, y escuchar con los ojos cerrados como la vida me decía que no debía parar ni un segundo en esta lucha intensa de conquistar mi más grande sueño: tú, de volver a cruzar esa puerta, de volver a llamar a tu corazón por su nombre y que escuche mi voz sin alterarse.

Amado mío, mi cielo infinito de estrellas, la parte de mi vida dónde todo siempre ha valido la pena, la totalidad del tiempo en el que el amor ha sido y será siempre el fuego en la hoguera de mi corazón. Amado mío, no me desviaré nunca de tu camino, por más difícil que sea, aun cuando todo parezca perdido. Es que este tiempo parece ser demasiado, pero podría ser siempre muy poco, comparado con lo que puede ser si volvemos a encontrarnos con nuestros corazones, en circunstancias completamente diferentes…

Podría ser.

Ana Isabel
San Miguel, El Salvador
30/07/2016

Siempre escribo por ti, para ti… Tanto como te siento, no importa qué…

La fuga de un rayo de sol

Va a volver la brisa nocturna susurrándole a un búho
que hay misterios avisando detrás de esa puerta,
que no se han cansado mis alas y mi memoria está repleta
de las mil maneras que tienes de rendirme a tu encanto
y las diez mil caricias que hacen todo el año diciembre,
que aunque mi voz se apague y en mi mirada llueva a veces,
dentro estoy luchando por volver a verte.

A diario, cada vez que respiro, cada vez que miro tras esa puerta,
se me hace un nudo en el corazón y se me estruja la calma,
dentro mío, dónde me habitas, me tiemblan las ganas de ti,
me rasguñan los reproches y a veces me golpea fuerte tu silencio,
pero siempre te muestro mi mejor sonrisa, aunque las señales fallen,
y siempre está para ti, mi mirada llena de amor, de esperanza…
porque no tengo otra manera de sentirme contigo,
sino es enamorada y completamente rendida a ti. Seguir leyendo «La fuga de un rayo de sol»

Pequeña Princesa

Ya sólo queda un día más y después te vas,
te vas a ir antes que salga el sol como para no olvidar,
como para quedarte sintiendo que aún no amaneció,
dejarnos intactos los juguetes, tu risita, tus colores,
dejarnos intactos los sueños en la almohada contigo,
tu recuerdo, tu bonita presencia aquí.

Me miras con esos ojitos, con esa mirada,
la misma que a tu edad tuve yo,
toda esa inocencia, todas esas ganas
de que el mundo sea siempre
exactamente hecho a la medida de tus sueños,
tan perfecto todo, como jugar y reír,
tan seguro todo, porque tu héroe (tu  papi) siempre estará para ti.

Yo quisiera que nunca vayas a perder tu esencia,
que sigas siendo la misma criatura que me robó el corazón,
que si mañana ya no te veo, porque la vida así lo quiso,
te quedes con el recuerdo más bonito, el más sincero
de cuando te he cargado en mis brazos, aunque ya estés más grande
y juntas hemos buscado a la luna detrás de algún nubarrón,
de alguna tormenta que recién se disipó, y te has reído conmigo
porque para decirte que te quiero, te haré siempre cosquillas
en la palma de tus manos,
que aunque ya no eres una bebé, sé que no lo has olvidado. Seguir leyendo «Pequeña Princesa»

En ese momento…

En ese momento en que la claridad desempaña los cristales de toda angustia, en ese momento en que se incineran como polillas en la lumbre todos mis miedos y me despojo de las cadenas de tonterías y prejuicios… Hay un brillo que reconozco y me hace sentir en casa, el primer hogar de mi corazón fui yo misma, antes de dejarlo partir a tu lado. Yo le cuidaba y le alimentaba como al hijo pequeño de mis esperanzas, como al más grande obsequio de todo lo que la vida podría darme, cultivaba para él un jardín de rosas rojas, siempre soñando con el amor todas y cada una se volvían poemas, canciones, anhelos de eternidad y más caricias de consuelo cuando la soledad me embargaba.

Ahora le cuidas tú, incluso mucho mejor de lo que lo hice yo, ahora lato dentro de ti y me diluyo en tu vida recorriendo las constelaciones que el universo te otorgó como insignias a tu valor. Me cantas al dormir, me envuelves en tu vida y me cuidas de mi misma, me salvas con tus letras, me ayudas a vivir… Descubriste dentro de mí a la niña que se quedó dormida entre lágrimas y ausencias, presa en su propia cuna, y te atreviste a despertarla con tu beso de “buenos días princesa”, a arrancarle las raíces de un linaje de mentiras y a deshonrar las creencias falsas de la infelicidad a cuenta de terceros. Me regalaste tu esencia en un beso adjunto a la palabra “siempre” y convertiste mis carencias en fuentes de abundantes versos y alegrías, de amor y lealtad a lo que será siempre nuestro.

Mírate en mí, yo también te aprendí a amar tal y como eres, yo no miro en ti más que las imperfecciones más justas y perfectas que han llegado a existir, todas hechas arte en ti, cariño mío, sólo en ti. La fortuna de mi alma lo quiso así, que a tus manos se le otorgara el privilegio de hacerme feliz, y que a mi vida se le marcara con tus iniciales, que se me fuera entregada sin pretensiones y sin más explicaciones, la verdad de tu boca, la virtud de tus letras, la constancia de tu espíritu y la fuerza de tu nombre, como los tesoros más preciados del universo infinito en que el habitamos, para cuidar de ellos con mi propia vida y a defenderlos hasta mi muerte… y aun después.

Con el alma entregada y dispuesta a librar cada batalla a tu lado…

Tuya siempre,
Ana Isabel

San Miguel, El Salvador
11/05/2016

Quetzal alzando el vuelo

Estás hecho de rayos de luna,
del polvo de estrellas,
del metal y el hielo de cometas.
Estás hecho de noches menguantes,
de la fuerza de los siete mares,
y su mareas de espuma refulgente.

Tu piel es la piel de lo mitológico,
de lo místico y desconocido,
de un dragón de siglos dormidos
que hoy se despierta hambriento
de triunfos soñados,
de amores prohibidos.

Resuelto a comerte el mundo
y desafiar a los aburridos,
tu magia creativa se enciende
y tu voz de fuego, de sal y tormentas
arrasa, escuece, abrasa
todo a su paso.

Estás hecho de la belleza incomprendida
del quetzal alzando el vuelo,
al que admirar en total libertad puedo
pero jamás retenerlo cautivo,
ni por amor, ni por nostalgia…
ni por deseo. Seguir leyendo «Quetzal alzando el vuelo»