Así… de miedo

Meces mi quietud
cual brisa suave a la hoja
y tiembla mi corazón
entre tus manos.

No hay espacio en el silencio
donde no llame tu nombre.

Nace de tus labios
el dulce sabor de mi vicio
y van lentos los minutos
si los marcan tus dedos.

No hay tiempo en el reloj
donde tu voz no resuene.

Soy la pluma que tu gravedad
atrae con la más tierna sutileza
al centro de tu corazón,
y te habito y me guardas del viento.

No hay tarde sin tu sol
donde mi llovizna no aparezca.

Y estoy inmóvil como cuerda callada
hasta que la dócil caricia de tus dedos
me despierta el instinto de vibrar,
y me haces música, y existo.

No hay una sola nota en tu canción
que no acompañen mis latidos.

Y esta tarde de silencios
sólo tengo tu nombre en mis labios,
y si te tuviera aquí conmigo
te lo sellaría en tu pecho a besos.

No hay lugar en la calidez de tu piel
que mis versos no hayan besado.

No hay hora, ni minuto, ni segundo
en que el amor que te tengo
no se expanda con el infinito.

Te amo siempre,
como sólo a ti te amo,
así de miedo, muy de miedo.

Ana Isabel
San Miguel, El Salvador
19/02/2016