Pero hay noches tan largas
como esas en las que te busco y no estás,
como esas en las que no viene ya a buscarme tu voz,
como esas que no traen luna ni heridas,
sólo silencio,
silencio y soledad.
Veo el triste desfile de recuerdos
que suponen el frío que me arropa y me corta
la piel que desde siempre sólo deseó tu piel,
tus manos como la espuma suave que acaricia la orilla,
se quedó en esencia a habitar los escalofríos
de mi inmortal ansiedad de ti…
Si te llamo, te llamo a gritos desde el alma,
porque hay noches tan largas
en las que no puedo admitir que ya no vendrás,
que de tu último viaje no habrá retorno Seguir leyendo «Infinitos y sobrenaturales (La espina del duelo)»